“VIRGEN HERMOSA Y BLANCA, MADRE NUESTRA, CIGARRERA”
“Han vuelto a dominios de Pilato, que decide castigarle. Por la Plaza del Triunfo resuenan los latigazos camino de los Remedios y el enlosado se llena de flores rojo sangre. Carne y sangre se ofrendan en sacrificio cruento y una cara blanca, pálida, de la que se adueña el dolor, cruza la Puerta de Jerez. Es la última cigarrera. La que no necesita fábrica para seguir trabajando. Victoria blanca de Dios y púrpura, como las ropas recogidas del suelo por las propias manos del Maestro. Virgen blanca, como las hojillas del librillo del papel de fumar de nuestros mayores: blanca, fina y transparente.
Victoria blanca de Dios,
de mi barrio la primera,
la Virgen entre las Vírgenes,
nuestra vecina más bella.
Eres Fe del caballero,
su soñada Dulcinea,
ideal al que servir,
la más delicada alteza.
Eres sueño y el recuerdo
de fábrica tabaquera:
que en sus pasillos y estancias
y su capilla pequeña
reina la melancolía,
la morriña entre sus piedras
que te recuerdan y añoran
tu presencia entre sus verjas;
tu mirada y tu consuelo
entre talleres y prensas
y tus manos laboriosas
de operarias de leyenda
que encontraban en tus ojos
a sus problemas respuesta.
Eres calma, eres camino
de nuestras almas viajeras,
consuelo de colegiales
que desde niños te rezan,
corazones infantiles
que piden que los sostengas.
Te sueñan todos tus hijos
portando real presea
de majestad soberana
coronada por estrellas,
aunque ya todos te tienen
por Señora y Reina nuestra;
la más hermosa figura,
toda blanca en la tiniebla,
real por derecho propio,
gobierno de nuestras vidas:
Virgen hermosa y blanca
Madre nuestra, Cigarrera.”
Pregón de la Semana Santa de Sevilla 2018.
José Ignacio del Rey Tirado
Fotografía: Sergio Dominguez Leal