Esta talla del Cristo Atado a la Columna fue cedida a la Hermandad en el año 1892 por el arzobispo de Sevilla, D. Benito Sanz y Forés, en calidad de depósito. Esta imagen, de apreciable belleza y gran valor artístico, procedía del extinto Convento de Pópulo que regentaba la Orden de Agustinos, de donde pasó a la Parroquia de la Magdalena. La talla está atribuida al círculo de Pedro Roldán.
Fue titular de la Hermandad hasta el año 1916. Debido a la intervención del célebre escritor y canónigo de Sevilla, D. Juan Francisco Muñoz y Pabón, natural de la localidad onubense de Hinojos, Teniente de Hermano Mayor Honorario de la Hermandad, el cardenal Almaraz ordenó el traslado de tan bella imagen a la Parroquia de Santiago el Mayor de esta localidad. Actualmente, pertenece a la Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Atado a la columna y María santísima de los Ángeles, procesionando en la madrugada del martes al miércoles.
La imagen del Cristo Atado a la Columna puede relacionarse con otras del mismo tema de fines del siglo XVII y principios del XVIII. En este sentido, tiene evidentes semejanzas con el Cristo atado a la Columna de la iglesia de San Juan de la Orotava (Tenerife), encargado a Pedro Roldán en 1689. En ambas versiones, el cuerpo se inclina hacia adelante mediante una curvatura de las cervicales y ligera inflexión de las rodillas, estando atadas sus deliciosas manos a una columna de fuste bajo y separando las piernas para conseguir una mayor estabilidad. Tan sólo un escueto paño de pureza, artísticamente plegado, cubre la desnudez de su cuerpo. El Cristo de Hinojos, como se le conoce comúnmente, hace gala del acabado naturalismo y acertado movimiento del pleno Barroco sevillano.
Fue restaurado en 1993 por Ricardo Comas. Su realismo es patente en la interpretación de las heridas y traumatismos producidos por la flagelación. Su piel, de atinada encarnadura, queda manchada de sangre a causa de los múltiples latigazos, insistiendo en la nota cruenta del martirio.