Referencia histórica
La Hermandad de la Columna y Azotes se había fundado en torno a un Cristo Atado a la Columna en la Iglesia Prioral de San Benito de Calatrava, del cual no tenemos constancia alguna más que por un documento de la orden de Calatrava, y sabemos que en 1578 ya se encontraba establecida en el Monasterio de la Santísima Trinidad, tal y como se comentó en un artículo del boletín nº 48, realizado por José Manuel López Bernal en el que se constata que se autoriza a uno de los oficiales la celebración en su honor de una función en el día de la Asunción. A este templo regentado por frailes calzados, llegan los hermanos, sin Capilla y sin imagen a la que rendir culto. Por ello es ahora cuando debemos de intentar hacer un esfuerzo para comprender tan difícil conexión. D. Gonzalo de León, con Capilla propia, encarga al maestro Juan de Giralte la realización de una imagen para dicho recinto: “Sevilla, 2 de enero de 1565. Juan Giralte, maestro en labrar imágenes de bulto, otorgo que soy convenido y concertado con vos Gonzalo de León, […] que me obligo de vos hacer un Cristo de bulto Atado a la Columna…”.
Con esta información sabemos que a la llegada al templo de la Hermandad, el Cristo ya se encontraba allí, con lo cual podemos declarar que no fue encargado en un principio por la propia corporación. Ahora bien, de primeras podemos pensar quela Hermandad llegó a un acuerdo con el propietario de la Capilla y la imagen para poder residir y prestar culto en ese lugar. Pero claro, al poco tiempo, en1589 por incumplimiento de lo acordado entre la Hermandad y los religiosos, éstos deciden que la corporación debe abandonar la Capilla. Estamos pues ante un verdadero cúmulo de incongruencias que a lo único que nos llevan es a la duda. ¿Porqué los religiosos desposeen de Capilla e imagen a la Hermandad si ésta había firmado acuerdo con Gonzalo de León?, ¿Porqué la imagen, a pesar de la marcha a San Pablo permanece en el templo trinitario? Podemos suponer (volvemos a señalar la falta de fuentes históricas que nos aporten la veracidad total) que la Hermandad llegó a un acuerdo con los religiosos para adquirir o usar una Capilla, y con el propietario de la imagen cristífera decidieron la utilización de la misma. Esta podría ser la solución más plausible ya que sería entendible la adquisión o el uso y disfrute de una de las capillas bajo unas condiciones, y aprovechando la existencia del Cristo con la misma advocación que la particular de la Hermandad en la Iglesia, hacerlo titular de ella bajo un acuerdo con su propietario Gonzalo de León. A no ser por la aparición de las actas primigenias o algún nuevo documento notarial nunca podremos llegar hasta el fondo de la cuestión.
En el año de 1589, se produce la desvinculación de la Hermandad con la comunidad de la Santísima Trinidad y con la imagen, con lo que la residencia y el uso como presunto titular de la imagen fue exclusivamente durante un periodo de once años, ya que en esa fecha la Hermandad se une a la de Nuestra Señora de la Antigua marchando a la Iglesia de San Pablo.
El Señor Atado a la Columna de Juan de Giralte sería el segundo perteneciente a la Hermandad, siendo el posterior a uno desconocido, así como el antecesor de otro del que tampoco tenemos información que se supone se mantendría en el culto hasta la realización en 1602 del Cristo Atado a la Columna, obra de Amaro Vázquez.
Actualmente la imagen del Señor Atado a la Columna permanece en el Santuario de María Auxiliadora (Beaterio de la Santísima Trinidad), propiedad de la orden Salesiana. Como curiosidad comentar que si hoy día fuera imagen titular de la Hermandad, estaríamos hablando de la más antigua documentado de la Semana Santa de Sevilla.
Referencia artística
Juan de Giralte talló la imagen por encargo de D. Gonzalo de León en madera de cedro policromada. Presenta una estatura de 1,75 metros, y se presenta junto a una columna y sobre peana. Giralte, de nacionalidad flamenca es uno de los grandes escultores de la segunda mitad del XVI. Imprime en sus obras la mezcla de dos corrientes artísticas tan separadas como son los influjos flamencos con el manierismo, precursor del barroco.
La obra ha sufrido una gran intervención en 1993 por D. Mauricio J. López Madroñero, ya que se encontraba en un lamentable estado de conservación. En las tareas de recuperación se actuó en primer lugar contra los elementos orgánicos que habían aparecido y hecho mella en la imagen, para luego resanar cada uno de los ensambles, en deficiente estado que hacían imposible que ni la imagen se mantuviese de pie por sí sola. Según los informes publicados por la Consejería de Cultura: “La preparación se había perdido en un 25% de la superficie y el resto corría grave peligro”. Curioso es que la obra sufrió varios repintes que servirían para empequeñecer las evidentes muestras de necesaria intervención que la imagen ha dado a lo largo de los siglos. Tal y como se explica en el sudario existía dorados, que “había desaparecido aproximadamente un 35% de policromía y dorado”.
Las partes que han sufrido más, sin duda fueron los pies con la desaparición de la parte anterior, y la cabeza. Al parecer en un principio la talla poseía una corona de espinas que le había sido arrancada, apareciendo agujeros de clavos, “posiblemente usados para fijar algún tipo de peluca postiza”. En nuestros días, la imagen se encuentra en perfecto estado de conservación presentándose expuesto al culto, no obstante, está un tanto olvidado, siendo este hecho una verdadera pena ya que estamos hablando de testimonio propio de la Hermandad, de un bien que en algún tiempo fue muy probablemente objetivo de las plegarias y rezos de los hermanos que se unieron para seguir a Cristo en su misterio de la Flagelación en la segunda mitad del siglo XVI.
Artículo del Boletín Columnas y Azotes nº 50, realizado por NHD Francisco de Borja Monclova Suárez.